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a) Botella de vino blanco dulzón (40 varos, el de la botellita azul)
b) Manojo de yerbabuena (6 varos o menos; entre más fresca mejor)
c) Refrigerador (viene gratis con las casas, ¿no?)
d) Copa

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Se descorcha a). Se lava y escurre b); se separan las hojas de los tallos. Se introducen las hojas de b) en a). Se re-corcha a). Se introduce a) en c); se deja ahí por 24 horas. Se des-introduce a) de c). Se des-corcha nuevamente a); se vacía su contenido en d). Se bebe muy frío.

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.Dos cebollas blancas en juliana.
.El jugo de dos naranjotas.
.Jengibre en polvo.
.Pimienta.

Vaciar las cebollas en un cazo con poco aceite, a fuego bajísimo.
Menear para que a todas les toque color y agarren calor. Les toque calor y agarren color. Como sea.
Una vez coloreadas y calientes, exprimirles encima el jugo de una naranjota. Sazonar con jengibre y pimienta. Menear.
Una vez consumido el jugo, exprimir la segunda naranjota; repetir la meneada.
Seguir cocinando hasta dos segundos antes de que las cebollas se vuelvan puré.

Servir con cualquier carne gordita y jugosa; pronunciar así merito como está el título, con gesto elegante y pretencioso.

Algunas cebollas moradas casan fuera de su grupo social, seducidas por los encantos de galantes ajos. Los hijos nacidos de tales uniones salen al mundo con el color de sus madres, el tamaño de sus padres y el sabor combinado de ambos.

El producto de este matrimonio interracial es conocido como chalote o echalote, según el humor del rotulador (1) . Los aficionados a la trivia notarán que, a finales del siglo pasado, los franceses zanjaron la histórica guerra de los echalotes con un decreto ministerial (2).

Los echalotes tienen amplias oportunidades laborales en el medio gastronómico; sus habilidades son apreciadas en los campos de ensaladería, vinagretería y viandería. Otrora restringidos al Viejo Continente y a su natal Asia, hoy en día ofrecen sus servicios en los supermercados mexicanos de pelo y medio pelo.

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¿Que el queso panela light es desabrido? ¿Que no sirve más que para las dietas? ¿Qué decís, bellaco ignorante? ¡No hay ingrediente inútil, vive Dios, sino cocinero palurdo!


En un recipiente amplio, combinar una generosa cantidad de aceite de oliva, vinagre de manzana y jugo de limón. Agregar una no menos generosa cantidad de echalotes, sal marina y queso panela cortado en cubitos. Mezclar y dejar marinar un par de horas -o mejor aún, toda la noche- en el refrigerador.


Preparar una selección selecta de lechugas y verduras varias. Pasar la mezcla marinada por un colador; agregar los echalotes y el queso a la ensalada, y aderezar al gusto con la vinagreta resultante.



Para los que reniegan del queso de dieta, para los que quieren algo salado, para los que quieren algo fresco; pa'todos hay. Y si de plano no hay ánimo de ensalada, se puede comer el queso marinado así solito, recién salido del aceite.



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(1) Fantasía laboral: ser rotuladora de supermercado, en la sección de perecederos. Todo el día escribiendo ofertas de comida.


(2) La guerre de l'échalotte.


uno. La sopa de chocolate: un híbrido entre el licuado y el fondue.

dos. La sopeada: muy gustada práctica que consiste en consumir líquidos en vehículo de pan. Sirve para limpiar platos y para enfadar a las tías (no a todas).

tres. La sopeada inversa: el fenómeno que ocurre en platos selectos como el Clam Chouder –Chowder? donde el pan se convierte en continente del contenido sopero.

La sopa de chocolate con sopeada sencilla y sopeada inversa: lo que resulta de combinar los tres conceptos anteriores.

En la foto va el primer experimento. Chocolate semiamargo fundido, leche y crema (no ácida) a partes iguales, batidos. Piquete de crema de menta cosecha 1987. Se sirve en chapata ahuecada; se acompaña con fruta varia.

El jurado opina: Textura cremosita en la sopa; tal vez demasiado. Buena combinación con las frutas para la sopeada sencilla. La sopeada inversa, un éxito: al final, el pan queda bellamente empapado con la mezcla chocolatosa. Disfrútese con leche. Para la próxima, chocolate amarrrrrgo, menos crema, más leche. Y más menta; tal vez alguna yema.


Más sobre sopeadas acá.

En lo que llega el fin de semana, y con él los experimentos de la sopa de chocolate, aquí la respuesta a la petición de Karina: "algo para comerse de madrugada y que reconforte el corazón".

Tome siete uvas a dos minutos de hacerse mosto, con el azúcar ya a punto de escurrirles; licúelas con media taza de yogurt natural. Beba la mixtura resultante.


 

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